La prueba del polígrafo se introduce en México a finales de 1980 con la creación del Centro Nacional de Inteligencia (CISEN).
La prueba cumple su objetivo a través de la combinación estructural de una entrevista  y las respuestas fisiológicas  que manifiestan la veracidad o el engaño con respecto a un comportamiento pasado que, una vez detectado nos da indicios de repetición en un futuro. 
En las evaluaciones intervienen factores psicológicos y fisiológicos por lo que deben ser llevadas en ambientes específicos con herramientas especializadas, con una duración mínima de 2 horas y deben ser llevadas a cabo por personal profesional capacitado.